Durante siglos El Hierro se situó en el límite de los territorios conocidos por la humanidad. La punta de Orchilla, en el extremo occidental de la isla, marcaba el fin del mundo; más allá sólo había un enorme abismo del que únicamente se sabía que servía todos los días de refugio al sol. Esa ubicación hizo de El Hierro la referencia del meridiano cero en las cartas náuticas hasta bien entrado el siglo XIX, cuando se decidió tomar la línea imaginaria que pasaba por el observatorio astronómico de Greenwich (Reino Unido) como punto de partida para calcular las longitudes. El Hierro, no obstante, sigue siendo conocida hoy en día como la isla del meridiano.
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