El descubrimiento de los restos fosilizados de un primate previamente desconocido en Arabia Saudí podría ser clave para saber el momento en el que los monos del Viejo Mundo y los hominoides, entre los que se encuentra el ser humano, tomaron caminos distintos.
Científicos de varias universidades americanas analizan esta semana en la revista Nature el hallazgo del cráneo de una especie de simio, a la que han bautizado como 'Saadanius hijazansis', que vivió hace entre 29 y 24 millones de años, durante el Oloceno tardío, en Arabia Saudí, donde se han encontrado sus restos.
Los investigadores señalan en su trabajo, liderado por Lyad S. Zalmout, de la Universidad de Michigan, que este primate, que pesó entre 15 y 20 kilos, tiene unas características que retrasan el momento de la divergencia entre la rama de los grandes primates (gorilas, chimpancés, humanos, orangutanes y gibones) y de los monos cercopitecoideos (macacos, papiones, etcétera), que proceden de un antepasado común.
Las estimaciones que se habían realizado con el genoma indicaban que esa división se produjo hace aproximadamente entre 35 y 30 millones de años, pero realmente se carecían de huesos fosilizados que pudieran apoyar estas conclusiones genéticas sobre la divergencia entre ambas ramas.
Este vacío ha sido cubierto ahora por el hallazgo de un cráneo, logrado en el yacimiento árabe de Harrat Al Ujayfa y datado hace cerca de 29 millones de años. Este fósil presenta, según afirman, unas características de los catarrinos, el antepasado común de los monos del Viejo Mundo y hominoides, lo que supone que esa divergencia tuvo lugar más tarde de lo que se creía hasta ahora.
Los autores sugieren que los resultados aportan una pieza crucial para ampliar nuestra comprensión de la naturaleza y de la sincronización de los acontecimientos filogenéticos importantes para los orígenes humanos.
Para el experto español Salvador Moyá-Solá, del Instituto Crusafont de Barcelona, realmente se tiene muy poco material, sólo el cráneo, como para poder saber si este primate derivó hacia la línea evolutiva de los humanos o hacia la de los cercopitecoideos. En todo caso, asegura que «es un ejemplar a tener en cuenta en la reconstrucción del árbol evolutivo de los primates africanos y asiáticos».
Fuente: El Mundo
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